¿Por qué no tenemos mayor problema en decir oreja o muela, pero nos sonrojamos ante la idea de enseñar a nuestro hijo que lo que tiene ahí abajo es un pene y las dos bolsitas, testículos? ¿O que lo que tiene nuestra hija entre las piernas se llama vulva? Ni "toto", ni "colita". Es más importante de lo que creemos que llamemos a los genitales por su nombre y que los niños lo aprendan así: pene y vulva. Precisamente el hecho de usar el nombre correcto de los genitales es algo tremendamente positivo de cara a la prevención de abusos sexuales.
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