El 1 de marzo de 1932 Charles Augustus Lindbergh junior, un bebé de 20 meses hijo del famoso Charles Lindbergh, desapareció de casa de sus padres. Su presunto cadáver fue encontrado dos meses más tarde con un fuerte golpe en la cabeza. El presunto autor del delito, que siempre defendió su inocencia, murió en la silla eléctrica, señalado por todos los medios de comunicación de la época, pero hasta el implacable Edgar Hoover, amo del FBI, condenó duramente el juicio y el fallo. El caso sigue abierto.
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