Pero tenían una carta ganadora, la ciencia. Dos odontólogos forenses, los doctores Alvin Kagey y Lowell J. Levine, lo dejaron bien claro. Uno de ellos certificó, “con razonable certeza científica” que fueron los dientes de Harward los que mordieron a la Sra Perron; el otro, que no era posible que esas ‘huellas dentales’ fueran de ningún otro. Una prueba definitiva. Adjudicado y visto para sentencia condenatoria.
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