De lo que no cabe ninguna duda es que esta pintura siempre ha cautivado a quien ha osado observarla con detenimiento. Felipe II fue uno de los que cayó bajo su poderoso influjo. Tanto fue así que formó parte de su colección personal y ya en su lecho de muerte en El Escorial pidió que la instalasen en sus aposentos. Con ella, y rodeado también de miles de reliquias de santos que había coleccionado, el gran monarca pereció.
|
etiquetas: el jardín de las delicias , bosco , felipe ii , el escorial