Más del 70% de la riqueza de los españoles está en activos inmobiliarios. Ante el imparable aumento de la esperanza de vida, constituir una renta vitalicia es la única manera de afrontar el riesgo de longevidad. Las hipotecas inversas y el producto vivienda-pensión (venta con reserva de usufructo) se presentan como alternativas más idóneas ya que no solo permiten a la persona obtener una renta adicional que compense la pérdida de poder adquisitivo de la pensión, sino que también les permite permanecer y disfrutar de su vivienda.
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