Cuando cruzaba el ecuador de las cuatro décadas de vigencia del régimen (1936‐75), el franquismo sufrió una crisis, un cambio de rumbo, connotado por el definitivo declive del falangismo como hilo conductor y el progresivo encumbramiento de la nueva corriente tecnocrática. La larga pugna entre el sector tradicionalista (Carrero, Iturmendi, López Rodó, Arbor)1 y el falangista (Ruiz‐Giménez, Laín, Tovar, Sánchez Bella, Artajo) 2 se saldará, tras los sucesos de febrero de 1956, con la salida de Ruiz‐Giménez y Fernández Cuesta.
|
etiquetas: cultura , historia , crisis , falangismo , 1956 , franco , sentido , equilibrio