Se conoce como sexting al envío de fotos, vídeos o mensajes de contenido sexual, una práctica que, sin duda, entraña ciertos peligros. Si el intercambio tiene lugar entre adultos que asumen libremente ese riesgo, es su muy respetable decisión. Si implica a menores o no es voluntario, las consecuencias penales y personales (se ha asociado a un incremento del riesgo de ostracismo social, depresión y hasta suicidio) pueden ser fatales.
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