«Ayer, como todos los viernes, quedamos en encontrarnos con los Woods en la terminal de Tigre. Nosotros llegamos más de una hora antes, como si estuviéramos por viajar en avión, y papá se paró en el muelle con todos los bolsos y me pidió que lo acompañara. Como siempre, pretendía que me quedase al lado de él a oír lo que decían por los altoparlantes por si acaso se adelantaba la colectiva. Nunca en la vida se adelantó, pero él dice que hay una primera vez para todo y pide silencio con señas exageradas que nadie obedece.»
|
etiquetas: relato , inés garland , granta