En 1918, un médico austriaco, Julius Wagner-Jauregg , descubrió que un brote de malaria podría producir una mejora en pacientes con infección por sífilis cerebral avanzada. La neurosífilis era incurable en ese momento, y provocaba demencia, psicosis y muerte.Wagner-Jauregg ganó el Premio Nobel por este tratamiento peligroso, pero efectivo
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