En la anterior entrada hablamos de las trampas que tiene nuestro sistema electoral. Mi objetivo en ésta es proponer una corrección. Pero no debemos llamarnos a engaño: no existe el sistema electoral perfecto. Uno podría pensar que el mejor sistema es el más proporcional, es decir, el que más acerca el X% de los votos obtenidos por cada partido al X% de escaños que obtiene esa lista. Pero la mayor representatividad sólo es una de las virtudes que puede tener un sistema: quizás nos interese, por ejemplo, facilitar la gobernabilidad y en ese...
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