Hace seis meses la Agencia para la Investigación sobre el Cáncer asoció el consumo de carne roja y carne procesada al riesgo de sufrir cáncer. Sin embargo, en su análisis no hizo ninguna referencia a algunos contaminantes ambientales cancerígenos que ya están presentes en la carne cruda o sin procesar. Un estudio demuestra que solo los procesos de cocina que eliminan la grasa de la carne pueden reducir las concentraciones de estas sustancias.
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