El coche en cuestión lo compró en 1940 el Ayuntamiento de Vigo por 20.000 pesetas. Lo más destacado del coche, que llevaba años guardado en un almacén del ayuntamiento, es que su carrocería es de madera tallada como si de un altar de una iglesia se tratase. El motor de seis cilindros desarrolla 87 caballos, tiene tres marchas y lo más divertido de todo, es tracción trasera.
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