El coltán y el cobalto tienen mucho en común. Ambos son relativamente escasos, indispensables en la fabricación de muchos de los dispositivos electrónicos que usamos habitualmente, y se extraen en condiciones muy discutibles. Sin embargo, el cobalto ha llamado menos la atención a los medios de comunicación que el coltán. Al menos, hasta ahora. Y la misma inestabilidad. El presente y el futuro no solo del mercado de la electrónica de consumo, sino también del coche eléctrico, están íntimamente ligados a la disponibilidad de cobalto.
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