Utilizo una combinación de puntajes de pruebas ciegas y no ciegas para mostrar que los maestros de secundaria favorecen a las niñas en sus evaluaciones. Este favoritismo, estimado como efectos docentes individuales, tiene consecuencias a largo plazo: según lo medido por sus evaluaciones nacionales tres años después, los estudiantes varones progresan menos que sus contrapartes femeninas. Abierto:
sci-hub.se/https://doi.org/10.1016/j.econedurev.2020.101981