No somos tan diferentes como creemos de civilizaciones que estuvieron en el planeta hace 4.000 años. Por tanto, en la Antigua Roma casi podríamos decir que somos primos-hermanos. La carta que vamos a relatar a continuación tiene a un ilustre protagonista. Plinio El Joven podría ser recordado por escribir el único relato de un testigo ocular de la destrucción de Pompeya. Sin embargo, también lo vas a recordar por la carta que le escribió a un amigo que le dejó “plantado” en una cena en su casa. Hay cosas que se repiten hoy y hace 2.000 años.
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