Isabel Martínez tenía 87 años, un pecho cortado y un principio de demencia que le hacía cantar coplas sin venir a cuento .A su alrededor, una cuidadora, un ayudante para el baño y otras tareas pesadas y una limpiadora. Los tres, cada uno a su manera, fueron robándole todo el dinero. Incluido el que guardaba en una caja fuerte. También los cubiertos de plata.
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