Cuando uno compra uno de los enloquecidamente caros billetes de avión para volar desde Anchorage al aeropuerto insular, aparece un aviso en la pantalla: «Los perros no están permitidos en la Isla de St. Paul». ¿Cómo puede una isla prohibir nada menos que al mejor amigo del hombre? Ah, amigo. Es que St. Paul es un santuario de fauna marina; algunos lo llaman «Las Islas Galápagos del Norte» por su diversidad ecológica. Los perros se comen a las aves y a la fauna protegida, que para ellos no está protegida.
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etiquetas: alaska , rata , st. paul
A veces la cerrazón del "está prohibido" pone en peligro lo que anhelan proteger más que la solución.
Escribes un blog en 2024, a ver si el cuñado gorrón vas a ser tu.