El “Wehrmann in Eisen” fue el primer “Hombre de Clavos” o “Nagelobjekte” en alemán, y pronto se erigieron muchos más en todo el Imperio Austrohúngaro y el Imperio Alemán durante la Primera Guerra Mundial. Estos monumentos servían como un novedoso método de recaudación de fondos para el apoyo militar. Las personas debían hacer una donación antes de poder clavar un clavo en el Hombre de Clavos. El valor de la donación determinaba el tipo de clavo recibido, que podía ser de hierro, plata o incluso bañado en oro.
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