La ambición desmedida que reside en el espíritu de esta nación, solo casa con el rendez vous y la pleitesía de sus palmeros a los que, al más mínimo desliz, les levanta la mano. Que la Florida española iba a ser devorada era cuestión de tiempo. La cantada ocupación de Florida se firmó tras asignar cinco millones de dólares para su compra, un dinero que jamás se abonaría a España. Con México ocurrió lo mismo, años más tarde.
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