Lo que vemos en portada es una obra de arte por dos razones. La primera, obviamente, se refiere a la capacidad del fotógrafo para capturar un momento único e improbable de nuestro tiempo. La segunda, y quizás más importante, porque nos recuerda lo frágil que es el planeta en el que vivimos. Si se quiere también, estamos ante otro ejemplo más de cómo la negligencia o los desechos pueden dar cabida a especies potencialmente invasoras, que pueden tener profundos impactos en ecosistemas delicados.
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