Entre 1949 y 1950 un centenar de menores austriacos y alemanes llegaron para recuperarse de la contienda dentro de un plan con el que el régimen intentaba romper su aislamiento internacional. Una minoría acabaron por quedarse y echar raíces; entre ellos, Karl Bock. Cuenta Santi que Karl, su padre, era famoso en toda Ciutadella. En aquella Menorca de posguerra eran pocos los niños extranjeros que vivían en la ciudad. Y todos llegaron con Karl. Habían cruzado media Europa en tren dentro de un plan que les ofrecía recuperarse en la soleada España
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