Como escribió Miguel de Unamuno en su poema “Han vuelto los vencejos”, estas extraordinarias aves siempre vuelven igual que las hojas a los árboles y a las cumbres las nieves. Cuando llegan a nuestros pueblos y ciudades nos avisan con sus chillidos. Sin embargo, a muchos les pasan desapercibidos. Se están perdiendo una de las grandes maravillas de la naturaleza, el ave que permanece más tiempo en el aire.
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