Hablamos de Baia, una ciudad vacacional a tan solo 30 kilómetros de Nápoles en la costa oeste de Italia, la cual satisfacía los caprichos de las clases altas de la sociedad romana, desde emperadores como Nerón o Adriano, a poetas o generales militares. Hace más de 2.000 años, su territorio estaba plagado de spas y piscinas con mosaicos donde los muchachos y muchachas podían entregarse a sus deseos más salvajes e inconfesables.
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