Las adultas vírgenes de una especie de araña cuidan de las crías de otras arañas emparentadas con ellas e incluso se dejan comer por estas crías. La manera en la que trabaja la evolución no tiene nada que ver con la maldad o bondad o cómo veamos el mundo los seres humanos. Es una fuerza ciega que sólo depende de una variación en la herencia y una presión de selección guiada por el éxito reproductor. No hay objetivo ni meta, no hay necesariamente progreso o direccionalidad.
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