Es un fraude muy extendido. Lo he padecido personalmente en todos los restaurantes de Galicia y Madrid donde las he pedido. Pero, como en ciencia la experiencia personal es insuficiente, recurramos a la literatura para argumentarlo: investigadores de la Universidad de Oviedo lo comprobaron en veinte restaurantes, todos los que analizaron, y en muchos productos envasados.

Las conclusiones del estudio dejan poco margen a las dudas de que estamos ante “un fraude a escala global”. Varían los lugares, tipos de pescado o cadenas de distribución, pero la historia es similar en todos los casos: variedades más económicas que se hacen pasar por otras más caras. Sin ir más lejos, hace unos meses en España, la Universidad de Oviedo descubrió que la inmensa mayoría de las supuestas zamburiñas en el mercado en realidad no lo eran. Tampoco es nada nuevo: ya en 2011 se alertaba sobre la merluza: casi un 10% no es merluza.