Para hacer historias autobiográficas con éxito en formato cómic es importante que la propia vida del autor —100% materia prima narrativa, sin aditivos ni edulcorantes— alcance niveles de patetismo incompatibles con la fe en la especie humana. Este, precisamente, es el secreto de Joe Matt. Que sea imposible leer Pobre cabrón (o cualquiera de sus series siguientes, incluidas en Peepshow) sin mirar por encima del hombro a esa desgraciada alimaña. Es un trabajo magistral, principalmente por todo lo que anticipa. Ese personaje, fracasado sarcástico
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