Un lugar común en los libros de autoayuda es la demonización de las personas pesimistas y negativas, identificándolas como una fuente de toxicidad psicológica de la cual hay que huir como de la peste. Muy poca gente cuestionaría esta idea, tal es su grado de aceptación popular y coherencia aparente. Sin embargo, esto no deja de ser una burda simplificación más de los gurús del pensamiento positivo.
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