Guillem Agulló murió de una puñalada en el corazón a manos de un grupo de neonazis el 11 de abril de 1993. El autor confeso del crimen, Pedro Cuevas, solo cumplió cuatro años de los catorce de la condena por homicidio. La familia de la víctima fracasó en su intento de que el juez lo considerada un crimen político y no una pelea entre bandas dada la vinculación ultraderechista del agresor, que años después se presentó a las elecciones municipales como candidato de Alianza Nacional.
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