Estoy harta de oír a gente que me dice que es una crueldad tener un perro en un piso, sobre todo si es un perro grande, que eso no es amar a los animales, que ellos sólo tendrían perro si tuvieran un buen terreno para que el perro pudiera correr a sus anchas. Y yo les explico que aunque mis perros tuvieran cien hectáreas para recorrer preferirían estar a mis pies. En mi piso siempre les encontraréis en la habitación en la que yo esté.
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