Netflix no tiene misericordia cuando se trata de cancelar series que no han terminado de cuajar, aunque ello suponga hacerlo en su primera temporada. La demanda económica de la producción y el aumento de la competencia ha reducido la paciencia de quien decide sobre la continuidad. La cancelación de series en su primera temporada tiene consecuencias que van más allá de la mala prensa que llevan aparejadas: los principales damnificados son los clientes.
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