A las penurias económicas sufridas por Karl Marx y su familia, hay que incluir también la presencia de las enfermedades. Desde 1849, Marx padecía enfermedades de hígado y de vesícula, dolencias que no le abandonarían. También, junto a estos padecimientos, sufría dolores de cabeza, inflamación de los ojos y fuertes neuralgias. A todo esto hay que añadir dolores reumáticos.
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