Mank es una joya. Una película que es a la vez homenaje al cine, al poder de contar historias y a la labor de sus guionistas; y también un bofetón abierto a la época ‘dorada’ de Hollywood. Fincher, y el guion de su padre, muestran la cara B de los estudios en los años 40. Contando el proceso creativo de Ciudadano Kane, describe el ingente poder que tenían las productoras, y cómo los políticos lo usaban para sus beneficios.
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