Corría el año 1983 y el maestro ya tenía en su haber cincuenta y seis trabajos para cine y televisión y varios premios de la Academia. Al tiempo dirigía The Boston Pops, rama de la Orquesta Sinfónica de Boston. Su mérito: ser la formación sinfónica que más discos ha vendido en la historia, récord que no ha cedido en favor de ninguna otra orquesta hasta ahora. Cuarenta años después, la discusión sobre la legitimidad artística de la música producida para el cine resulta extraña.
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