El Great Eastern, el buque más grande del mundo cuando entró en servicio, fue un prodigio de la ingeniería adelantado cincuenta años a su tiempo. Pero la mayor creación del ingeniero británico Isambard Kingdom Brunel también resultó su mayor fracaso comercial, desgastando la salud del propio Brunel hasta llevarlo a la tumba y provocando la ruina de al menos siete empresas, incluyendo el astillero que lo construyó o la compañía de desguace que se encargó de desmantelarlo al final de la vida del buque.
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