A menudo cuando paseo por la Gran Vía de Madrid veo a personas, mendigos sin hogar, que piden dinero. Me llama la atención que estas personas, desgraciadamente, han llegado a mimetizarse hasta tal punto con el paisaje urbano que casi parecen invisibles. Los vemos como si fueran un elemento más (como podría ser un banco o un árbol, por poner dos ejemplos) de la ciudad.
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