No se trata de mitigar las desigualdades, sino ofrecer a los miembros de las capas bajas, algunas opciones, muy laureadas por la prensa, libros de economía o incluso el cine, de escapar de ellas y poder formar parte del selecto grupo acaparador de los sistemas de producción de riqueza. Nuestro actual sistema educativo, laboral y político es un “salvase quien pueda” que, visto desde arriba y con cierta perspectiva, se asemeja bastante a esas estampidas que vemos en los incendios y los atascos.
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