Cultura y divulgación
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Los grandes fingidores

En dos cartas escritas a sendos amigos en 1871, el joven Rimbaud repite una enigmática máxima: «Yo es otro». Escribe crispado, especialmente en la que dirige a Georges Izambard, ante la noticia de que su mentor retoma el trabajo como profesor, mientras él se halla inmerso en una existencia errática, entregado al devaneo alcohólico, a la indigencia y a la poesía. Se arroga el papel de mártir de una nueva causa estética: la realidad moderna es de tal naturaleza que, para ser expresada, exige que el poeta renuncie a poseer una identidad fija.

| etiquetas: arte , identidad , personalidad , icono , fake , subcultura , vanguardia , rimbaud

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