Para el gran público, su figura es inseparable de las greguerías, esas frases chispeantes, llenas de humor y surrealismo, al estilo de “El agua se suelta el pelo en las cascadas”. Por la brevedad de estos destellos de ingenio, se ha dicho que Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) aventajaría hoy a muchos de los tuiteros más agudos. Sin embargo, el resto de su obra es aún poco conocido. Sin duda, porque la posteridad no ha sido amable con él.
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