El sufijo -fobo permite formar nombres y adjetivos que expresan el sentimiento de horror o repulsión, mientras que -fóbico, también válido pero menos aconsejable, da lugar solo a adjetivos. En los medios de comunicación pueden encontrarse frases como las siguientes: «Un selfi hitleriano derribó al líder de los islamofóbicos alemanes» y «Las relaciones habían sido tensas por las campañas rusofóbicas».
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