Théophile Gautier creía que Dios nos hablaba en la superficie pura, pulcra, granítica de las moles castellanas. Eso mismo creen ellos. Atletas extremos, visionarios, hijos del pundonor y la adrenalina, rebeldes sin causa, no parecen conocer los límites de nada. Siempre hay un más allá. Todo es posible si crees en ello de verdad, si crees en ti. Mucho hay de estoicismo y mucho de equilibrio interior en este deporte. Es sin duda una gran filosofía de vida, un arte definitivo que tiende a la plenitud y, con frecuencia, a la tragedia.
|
etiquetas: enfant terrible , dean potter , alex honnold , escalada