A Mohammad Al-Azza le llaman Mosa, tiene 35 años y es originario de Beit Jibrin, una aldea destruida por el ejército israelí en las colinas del oeste de Hebrón. Trabajó como videógrafo y fotoperiodista para varios medios, llegando a ser disparado en la cara por los soldados israelíes mientras ejercía su profesión.
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