Pero, ¿y si lo que uno encuentra al despertar no es exactamente una utopía? Esto es lo que se planteó H. G.Wells en Cuando el durmiente despierte (1899), cuyo protagonista, al emerger de un coma de 200 años, se encontraba viviendo en un sociedad tan tecnológicamente avanzada como infectada por los mismos males del pasado. Por supuesto, esta premisa del shock cultural tenía también un potencial cómico y satírico que el cine terminó por descubrir –aunque se saldara con un fracaso estrepitoso que condenó al cine de ciencia ficción al limbo...
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