Dos minutos y medio. Eso es lo que tardaba el doctor Robert Liston en amputar una pierna, desde que hacía la primera incisión hasta que cortaba los hilos sueltos de las suturas. Hoy por hoy sería considerado un temerario, chapucero y descuidado; pero, muy al contrario, en la época de Liston era considerado el cirujano más reputado del Reino Unido.
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