La idea de que "beber alcohol moderadamente es bueno para la salud" es un mito. Un ejemplo de mala ciencia, conflictos de interés y desinformación pública. Hace treinta años que lo sospechábamos. Pero conforme los científicos van descubriendo más cosas sobre los efectos del alcohol en la salud, la situación se vuelve cada vez más insostenible. En 1988, la OMS incluyó el alcohol en la lista de sustancias que causaban cáncer (más allá de toda duda razonable).
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