Cards Against Humanity fue financiado mediante una campaña en Kickstarter en la que colaboró nada menos que un cuarto de millón de personas que ahora van a ser recompensadas en cierta manera con un regalo muy especial, insólito: una isla. Max Temkin, uno de los creadores del juego explica que decidieron comprarla y repartirla entre esos 250.000 individuos que aportaron dinero para sacar adelante el proyecto.
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