Desde hace décadas la órbita terrestre es un lugar idóneo para controlar el ciclo de agua de nuestro planeta. No es sólo el Meteosat avisándonos si va a llover esta Semana Santa o no, sino que otros satélites especializados rastrean el vapor de agua de las nubes, las precipitaciones, los intercambios de energía entre el océano y la atmósfera, y en general todo tipo de datos que permite a los científicos saber qué pasa con el líquido vital que nos sustenta (la cerveza no, el agua).
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