La evolución de patrones de color de la piel del lagarto ocelado permite muchas ubicaciones diferentes de escamas verdes y negras, pero siempre conduce a un patrón óptimo para su supervivencia. Un equipo multidisciplinar de la Universidad de Ginebra (UNIGE) ha explicado, gracias a una ecuación matemática muy sencilla, la complejidad del sistema que genera los patrones laberínticos formados por las escamas verdes o negras en esta especie. Sus resultados se publican en la revista Physical Review Letters.
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