Bien, pues ya sabemos cómo llegó el petróleo a la Tierra. Pero el problema, terminé contándote, es que acabó muy mal repartido: únicamente se encuentra en los lugares donde el simple azar dio lugar a las condiciones geológicas que permitieron no sólo su formación, sino también su almacenamiento natural. Y además, salvo por los pocos sitios en que asoma por sí mismo a la superficie, está bien enterrado bajo el suelo, lejos de nuestra vista. ¿Cómo dijimos que lo vamos a encontrar?
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