Los contrarios al proceso político que se ha dado en llamar Revolución Cubana dicen que estoy cambiando, como si fuera posible arrepentirme de mi vida. Mi común pero inequívoca existencia refuta lo falso de esas afirmaciones. Porque la revolución no la leí ni me la enseñaron otros. La viví desde niño, cuando todos en mi calle sabíamos que en la panadería vendían bonos del 26 de julio y si veíamos venir a un policía íbamos a avisar al panadero. En nuestros juegos con soldaditos de goma, los buenos eran siempre los rebeldes...
|
etiquetas: cuba , socialismo , silvio rodriguez