En los días previos a la Navidad, dos jóvenes amigos, Willie el Blanco y Lester el Mierda, recorren Linden Hills en busca de trabajillos para comprar regalos. Son negros, pero allí todos lo son; un barrio rico, la materialización del ascenso social de los suyos: “En Linden Hills podían olvidar que, según el mundo, ‘negro’ no se escribía con mayúsculas. [...] El mundo no les había dado más que oportunidades de fracasar, y no habían fracasado porque estaban en Linden Hills”. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce.
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